Francisco Javier González / Cicatrices indelebles Francisco Javier González (11 noviembre 2024)

 

El América tenía en el pecho un seis y un cero que le distinguieron para siempre por dos cosas: cumplía 60 años de fundación y el Toluca le pasaba por encima con un marcador que alcanzaba esas cifras.

Era la época de ese gran equipo choricero que tenía en el ecuatoriano Ítalo Estupiñán a su goleador, en Ricardo de León a un entrenador adelantado a su tiempo y un título improbable recientemente ganado. Era el campeón vigente.

El América tenía dos hombres menos desde la primera parte por expulsiones de Carlos Reinoso y Miguel Ángel Cornero. Como se resistían a salir del campo, entró la Policía y los sacó a punta de macanazos. Nadie me lo contó. Fui testigo.

Cinco años antes se habían enfrentado en la primera Final que se jugó en el futbol mexicano. Los azulcremas -no eran Águilas todavía- se coronaron en la cancha del Azteca. José Antonio Roca en la banca campeona. Ignacio Trelles en la de los Diablos. Dos clásicos de la dirección técnica.

El recuerdo vive claro en la mente. Hay partidos que no se olvidan. Ambos equipos suman condecoraciones ganadas entre sí, y la del sábado pasado es una de ellas. América no borrará el 4-0 con que lo despacharon en el Nemesio Diez. Toluca tiene ya entre sus recuerdos el de una de esas noches en que regaló a su gente con generosidad insultante.

Los Diablos Rojos han terminado una campaña regular brillante. Han vuelto a llenar su estadio cada vez que lo abren, son segundo lugar de la Tabla, marcaron 38 goles en 17 partidos -solamente superados por Cruz Azul, que alcanzó 39- y parten como grandes candidatos al título junto con la Máquina.

América cae al Play-In, fase que le había sido históricamente innecesaria porque desde que existe, incluyendo la Repesca, clasificó directo a la Fase Final.

Pero la actual ha sido una campaña diferente. El bicampeonato ha pasado factura en el tercer torneo. Le sucedió a los Pumas, al León y al Atlas. Por diferentes causas, les fue imposible acercarse al éxito de los dos primeros.

Es cierto que las Águilas tienen un ADN que les ayuda a resolver situaciones difíciles. La mentalidad, la calidad de plantel y la costumbre, le permiten apelar a la épica.

Pero también lo es que las huestes de Jardine sumaron 15 puntos menos que el líder y esa es una distancia sideral. Tanto, que es casi la misma que le sacan al sotanero: Santos sumó 17 unidades menos que el América.

El capítulo era importante pese a ser de temporada regular, porque era la oportunidad de medir a dos pesos completos del futbol mexicano en un anticipo de Liguilla.

Así pues, el triunfo del Toluca no es definitivo porque no obtiene algo crucial, pero hace historia. Como aquél de 1975, en el 60 aniversario americanista en que, pese al tropezón, terminó dando la vuelta olímpica ganándole la final a la Universidad de Guadalajara.

Tendrían que cambiar muchas cosas para que sucediera de nuevo.

X: @FJG_TD

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