San Cadilla / Talento por la borda (24 octubre 2025)
El caso de "Chofis" López es uno de esos que simplemente no se pueden entender, por más que uno le busque. Javier Eduardo tenía todo para romperla en grande, pero simplemente ¡no quiso!
Su entorno y su mentalidad nunca fueron sus mejores aliados. Prueba de ello es que en Chivas se fue por la puerta de atrás, tras aquella fiesta que derivó en una acusación de abuso sexual contra Dieter Villalpando.
Y eso sin contar su historial previo de indisciplinas.
Tampoco es casualidad que, con esas condiciones, nunca fuera llamado a la Selección Mexicana, ni en categorías menores y mucho menos en la Mayor.
Lo curioso es que para Matías Almeyda siempre fue su pateabalón favorito, al grado de arroparlo como un padre en Chivas y después llevárselo al gabacho con el San José Earthquakes.
Una anécdota curiosa: hace unos años, Almeyda le consiguió asistir a un entrenamiento del PSG, cuando "La Chofis" estaba de vacaciones en Europa y quería ver jugar a Messi, entonces con los parisinos.
"El Pelado", muy amigo del entonces entrenador Mauricio Pochettino, le había hecho el favor.
Pero el ex jugador de los Tuzos le hizo el fuchi al entrenamiento porque Messi no iba a estar presente ese día por compromisos comerciales. En serio, como lo leen: ¡no fue al entrenamiento del PSG!
Mientras cualquier otro profesional no dejaría pasar una oportunidad así -¿cuánto no se aprendería viendo entrenar a un equipo lleno de figuras como Neymar o Mbappé?-, para "Chofis" eso simplemente no era prioridad.
Ahora que Pachuca dio a conocer que, de común acuerdo, no continuará, llama la atención que el propio jugador pidiera su salida faltando tres jornadas para terminar el torneo.
Dicen las malas lenguas que su decisión tiene que ver con su relación amorosa con la portera del Pachuca Femenil, Stefani Jiménez.
Más allá de quedarse en la Liga MX, lo que buscan es acomodarlo en un futbol exótico que le deje buena lana para los gustitos de lujo que tanto disfruta.
ENGANCHADO
El que está muy contento en el Atlas es Diego González. No por nada se ganó su primera convocatoria a la Selección Paraguaya, gracias al gran torneo que ha tenido.
Ahí les va, mis niños. La historia de González vale la pena contarla, porque ha demostrado una mentalidad de hierro: siempre se ha esforzado para escalar y llegar a más, hasta representar a su país.
En diciembre termina su préstamo con los Rojinegros, pero seguramente lo comprarán. Es de esos jugadores que sienten la camiseta y se entregan con cuerpo y alma al proyecto.
Antes de figurar en Primera, el volante jugó en la Dimensión Desconocida, mejor conocida como el ascenso donde no hay ascenso, con el Celaya. En lugar de bajar los brazos, tuvo claro que la única forma de llamar la atención era haciendo cosas trascendentes.
Paco Ramírez lo impulsó y le dio consejos porque veía su potencial. Su buen paso con Celaya lo llevó a la Selección Sub 20 de Paraguay, y ahí fue donde llamó la atención de la Lazio italiana.
Aunque no debutó en la Serie A, cumplió su objetivo de brincar el charco.
Ahora, cedido con el Atlas, mantiene la misma mentalidad: hacer cosas grandes. Y créanme, es muy probable que se suba a la lista de Gustavo Alfaro para el Mundial de 2026.
A ver cómo sigue su historia. Les recomiendo estar pendientes.
DETALLAZO
El que tuvo un gran gesto tras la victoria del Atlas sobre León fue el canterano Ponchito González, quien se fue directo a la tribuna para regalarle su camiseta a Jesús Osorno, hijo del Dani Osorno, que asistió al estadio para apoyar a los Rojinegros y contagió a todos con su carisma.
¿Se imaginan cuándo olvidará el niño ese detalle?
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