San Cadilla / Tensión Tricolor (23 junio 2025)
Javier Aguirre no puede decir que alguien lo engañó o le jugó la cabeza, cuando asumió el timón de la Selección Nacional por tercera ocasión, ya sabía a lo que venía.
Me cuentan que, a pesar de los resultados más o menos aceptables en sus primeros meses de vuelta al cargo, cada día está más tenso y a la defensiva cuando se digna a pararse ante un micrófono, porque dejen les cuento que desde que llegó, nomás a sus cuates y a los que le garantizan hacerle entrevistas a modo les ha dado tiempo.
En las conferencias de prensa, hay muchas preguntas que no le gustan se nota a leguas que ante muchas de ellas prefiere ser parco al responder, por no decir que buscaría pasarlas de largo y no contestarlas.
Al "Vasco" le molesta que haya cuestionamientos sobre su forma de dirigir porque además le están pidiendo que juegue bonito y que entregue resultados. Aguirre se defiende señalando que lo contrataron para ganar partidos, sin importar la forma y el modo.
Lo raro es que ande en ese modo cuando ya pasó 2 veces por el cargo; malo que fuera un técnico nuevo. Se extraña muchísimo la buena cara que le ponía a los malos momentos en su primera etapa al frente del Tri, cuando hasta sonreía con los cuestionamientos y sacaba la mano izquierda con maestría. Hoy se parece más a ese entrenador que lucía desgastado y derrotado en sus últimos días en el Mundial de Sudáfrica 2010, cuando aquella célebre rueda de prensa con la gorra en la cara, cuando lo único evidente era que ya le urgía que todo terminara para irse.
El problema en 2025 es que la cosa apenas va empezando y estamos todavía a 353 días de que arranque la Copa del Mundo 2026; tal vez sería mejor que se tranquilizara y que las personas cercanas que tiene, en lugar de adularlo, mejor que lo auxilien para cambie tantito su discurso. Ya sabemos que se ha ido el hombre que lo trajo de vuelta a México, Juan Carlos Rodríguez, ex Comisionado de la FMF, y es probable que eso haya afectado en algo su proceder en el cargo.
CAMPILLO, DE REGRESO A CASA
No es la primera vez que Chivas se ve en la necesidad de pagar por repatriar a un jugador que era suyo y formado en su cantera. Una de las historias más recientes fue la de Víctor 'Pocho' Guzmán. Ahora la historia se repite con Diego Campillo, quien llega procedente de Bravos de Juárez.
En el caso de Campillo, quien llegó a los 14 años a Chivas, pasó por varios procesos de las juveniles hasta llegar al Tapatío, y previo al Apertura 2021, el entonces técnico Víctor Manuel Vucetich lo integró a la pretemporada, pero todo se quedó en eso.
Después, algún iluminado lo prestó con Mineros en la dimensión desconocida en la Expansión; luego, me lo regresaron en 2023 para jugar solo en el Tapatío.
Tras el vaivén, lo vendieron en definitiva a Bravos de Juárez, en donde mostró un desempeño interesante, tanto que se decidió que ahora sí el joven de 23 años oriundo de Durango ya está listo para formar parte del primer equipo del Rebaño. ¡Son unos genios!
Seguramente, la directiva y sobre todo el cuerpo técnico encabezado por Gabriel Milito analizaron los pros y contras de traer a un jugador que ya había estado en Chivas detectando sus fortalezas, debilidades, puntos a mejorar, el adaptarse a un grupo que para nada es el mismo que él conoció para que, no suceda precisamente la triste historia del 'Pocho' Guzmán, quien luego un sobresaliente Clausura 2023 jamás pudo ofrecer la calidad que sí mostró en Pachuca.
Así, a falta de que Chivas haga oficial el retorno de Campillo, una vez que haya aprobado los exámenes médicos y físicos, los chivahermanos esperarán que su "refuerzo" hecho en casa, marque la diferencia.
Ya veremos cómo le va.
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