BENCHMARK / El comal y la olla
(22 noviembre 2024)
Mauricio Fernández (MF): "Borraron toda la información en las computadoras del municipio... No tenemos información ni podemos hacer auditorías ni nada... ¡es una auténtica vergüenza y se lo digo de frente a Miguel Treviño, es una traición a su función pública!".
Miguel Treviño (MT): "Esto no es verdad... la información está en los servidores del municipio, no en las PCs... en el periodo de transición se les explicó a los secretarios entrantes en diversas reuniones a las que, por cierto, no asistió a ninguna Mauricio Fernández".
Triste ver un pleito entre el alcalde saliente (MT) y el entrante (MF) en San Pedro (SP), el municipio más rico de México.
Pues habrá mucha plata, pero evidentemente eso no garantiza ni que exista mucha racionalidad, ni que exista mucha clase.
Este pleito parece sacado de una canción de Cri-Cri:
"El comal le dijo a la olla: ¡No se arrime; fuchi, fuchi!
Se lo he dicho a mañana, tarde y noche, y no hay modo que me escuche".
Tal cual.
Francamente, MF no es santo de mi devoción, pues para mí no escucha y opera caprichudamente. Respeto a MT, que a pesar de ser terco rayando a veces en lo dogmático, dejó a SP sin deuda y con entre 2 y 3 mil millones de pesos en caja (depende de a quién le creas, al comal o a la olla).
Y, sin embargo, ambos tienen culpa en el altercado.
¿Qué lecciones se derivan para los negocios, la política y la vida de este penoso pleito de vecindad?
Conociendo a ambos personajes, creo que Fernández se prendió sin estar bien informado. O no preguntó bien o los que lo informan no quisieron "hacer enojar al jefazo" y le dieron por su lado.
No creo que la información haya desaparecido. Simplemente, o más bien increíblemente, no la buscaron en el lugar adecuado.
"No asistió a ninguna reunión".
Para mí esa frase clave encierra la primera lección: si vas a hablar de algo, más vale que estés informado.
Más vale que hayas asistido a la reunión.
Y sobre todo, OJO, si eres jefe.
Porque las palabras (y no se diga las acciones) de un jefe siempre pesan para bien o, como en este caso, para mal.
Un jefe mal informado se arriesga a quedar en ridículo, pero sobre todo se arriesga a llevar a la organización a un lugar no deseado.
Pasemos al otro lado, porque MT sí reseteó a formato de fábrica a diversas computadoras del municipio.
Eso está muuuy raro, porque lo lógico sería en todo caso borrar la información personal de las PCs y dejarlas operando con todo lo demás.
Como diría el filósofo de Juárez en otra imperdible rola: ¡pero qué necesidad!, ¿para qué tanto problema?
Estoy de acuerdo con un especialista en sistemas que revisó las computadoras y concluyó: "parece que lo hicieron para molestar".
¡Claro! En mexicano, lo hicieron para ching...
La segunda lección es clara: no hagas cosas buenas que parezcan malas, porque corres el riesgo de que el receptor se confunda.
O, bueno, ¡también te arriesgas a que descubran tus intenciones! Ja, ja, ja.
Cierro con un consejo final.
Resulta que hubo muchas reuniones de diversos equipos de transición, porque una entrega-recepción de una administración municipal no es poca cosa. Requiere una gran coordinación para no afectar al ciudadano, para no afectar la operación diaria de tantas y tantas cosas.
Bueno, pues en estas reuniones largas y muy concurridas al final se cerraba con: ¿alguna pregunta? Y todos mustios, nadie decía nada.
Esto nos lleva a la tercera lección: ¡por Dios, pregunta!
De nada sirve asistir a una reunión: 1. Si no pones atención y, sobre todo, 2. Si no aclaras cualquier duda que vaya surgiendo en la junta mientras estás, claro, poniendo atención.
Si te equivocas en esto, que no te sorprenda después terminar siendo parte de una cancioncita que reseñe un pleito que da pena.
"Más la olla replicó metiendo bulla: ¡ay rascuache, no me julla!
Si lo agarro lo convierto en tepalcates y ni ánimas que grite pa' que venga la patrulla".
EN POCAS PALABRAS...
"Y la olla se volvió hacia el primero: ¡peladote, majadero!".
José Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri.
benchmark@elnorte.com
Twitter: @jorgemelendez
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