Jorge Suárez-Vélez / La historia no perdona Jorge Suárez-Vélez (26 septiembre 2024)

 

Jorge Suárez-Vélez / La historia no perdona

en EL NORTE

Esta es mi última columna con AMLO en la silla presidencial. Deja el privilegio que logró tras tres elecciones, pero su influencia prevalece, y su secuela será un pesado lastre que cargaremos por generaciones.

Estuvo lejos de recibir un país perfecto. México enfrentaba desigualdad y violencia. Pero lo deja peor y agrega nuevas pesadillas. Lidiaremos con la ubicua presencia de un Ejército peor equipado para tareas de seguridad, y ahora con mandos corruptos y distraídos. Había un Seguro Popular insuficiente, pero que ofrecía cimientos para un sistema de salud pública más justo; hoy 50 millones de mexicanos no tienen acceso a éste, que se cae en pedazos.

La producción de Pemex iba a la baja, post-Cantarell, pero la reforma energética permitía que la paraestatal recuperara capacidad de la mano de empresas privadas que arriesgarían su propio capital y aportarían tecnología de punta. Lo mismo con CFE, que ganaba dinero comercializando electricidad producida por entidades bien capitalizadas y eficientes. Hoy pierde dinero a manos llenas, y México padece de escasez de energía, de falta inversión en transmisión y de energía de baja calidad, cara y contaminante.

Se queda corto decir que AMLO desperdició una oportunidad histórica. El cambio en las cadenas globales de suministro, provocado por la pandemia y por la tensión entre China y EU, abría la puerta para acelerar nuestra integración con la economía más grande del mundo, cuyo dominio creció en las últimas décadas, y que será epicentro de la revolución tecnológica más disruptiva en la historia.

En vez de aprovecharla, optó por una política que garantiza escasez de energía y eleva su costo. Demolió nuestro frágil Estado de Derecho (esencial para cualquier inversión) y puso en riesgo la ratificación del T-MEC. Canceló la principal obra de infraestructura, el NAIM -crucial para integrarnos a cadenas de abasto globales- y generó conflictos inoportunos con EU.

AMLO pudo aprovechar su enorme popularidad para resolver problemas crónicos. Pudo intentar revertir el crecimiento del pasivo laboral de Pemex, que asciende ya a 15 puntos del PIB. Pudo hacer una reforma fiscal sensata que incrementara el tamaño de la base, fomentando participación en la economía formal para dar acceso a crédito, a prestaciones laborales, a ahorro y a capacitación. Pudo sentar la base para un sistema de educación pública que combata la desigualdad y permita que nuestros jóvenes alcancen su potencial. Pudo fortalecer instituciones para que finalmente alcancemos el imperio de la ley que soñamos. Pudo enfrentar al crimen organizado, un cáncer en metástasis.

En vez de eso, abusó de su popularidad para devastar instituciones, demoler la separación de poderes y concretar una grotesca apropiación de poder, desmantelando nuestra democracia. Dio un golpe de Estado de facto. Los pobres nunca fueron su prioridad, acumular poder sí, y por su narcisismo y resentimientos, lo atesora para saldar cuentas y saciar su ego.

Los grandes líderes muestran su carácter en momentos clave. A AMLO le tocó "Otis" y la peor crisis sanitaria global en un siglo. Fracasó épicamente. Su respuesta inicial al Covid fue patética, subestimó su gravedad, no enfatizó medidas preventivas (máscaras, aislamiento), no priorizó acceso a pruebas, no dio ayuda económica para que la gente pudiera quedarse en casa, retrasó el acceso a vacunas (aplicando las de peor calidad cuando finalmente llegaron) y empoderó al asesino López-Gatell.

El resultado fue una de las peores cifras de mortalidad del mundo, 808 mil muertos, 6.4 por cada mil habitantes, y el País donde más personal médico perdió la vida. Si las sumamos a las más de 200 mil muertes violentas este sexenio, consideramos que 50 millones de mexicanos no tienen acceso a salud pública, vemos que nuestra economía creció menos de la mitad que la de EU (la peor cifra en 36 años), que nuestro ingreso per cápita bajó, que nuestra deuda está en niveles récord y nuestro déficit fiscal también, es justo decir que López Obrador sale como el peor Presidente que hemos tenido. La historia no lo absolverá.

@jorgesuarezv

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