David Faitelson / Brutalidad David Faitelson (27 septiembre 2024)

 La imagen del rostro de Irene Aldana era realmente dramática, espeluznante, pero la multitud alrededor del octágono saltaba con las manos extendidas en una extraña señal de euforia, de júbilo y de emoción. El corte sobre la cara, la sangre y el sudor generaban una condición de éxtasis y de adrenalina en la llamada "The Sphere" de Las Vegas. Miles, ahí, y millones, a través de la televisión, parecían estar disfrutando de lo que presenciaban.

La violencia es el mayor y mejor "producto" que nuestra sociedad consume en estos tiempos y el deporte participa de forma activa en ello. No solo las llamadas artes marciales mixtas, el boxeo, por supuesto, agrega una cuota de "brutalidad peligrosa" -por así llamarle- e incluso otros deportes como el futbol americano (la NFL) han llegado a niveles donde se coloca en todo un dilema la integridad física del ser humano.

Y a ello debemos sumar el sorpresivo anuncio del icónico ex quarterback de los Empacadores de Green Bay, Bret Favre, de que padece inicios de la enfermedad de Parkinson, es decir, uno más de los muchos ex jugadores que se suma a los casos con problemas de Encefalopatía Traumática Crónica (CTE).

Hay demasiados intereses en juego cuando se trata de una liga tan poderosa como la NFL. Los profesionales arriesgan su salud y eso está mal, pero peor aún que sea un deporte practicado por miles y miles de niños y jóvenes en colegios y universidades. Nadie dice nada. Los propios doctores y especialistas callan ante ante la situación.

Es verdad que la NFL ha invertido en estudios sobre el impacto de las contusiones y que ha hecho adecuaciones en la indumentaria de juego (cascos) y hasta en el reglamento para evitar impactos frontales. Todo ese esfuerzo ha servido de poco. Hace dos semanas, el joven QB de Miami, Tua Tagovailoa, fue retirado en camilla tras recibir un fuerte golpe en las cervicales.

La violencia en el juego está ahí presente en deportes cuya esencia es provocar un daño físico en el oponente y por más que se intente regular o aminorar, es lo que es y punto.

La ligas de artes marciales mixtas y las peleas de boxeo son deportes donde la violencia alcanza niveles extremos, pero el tema que más debe preocuparnos y ocuparnos no es que existan ese tipo de actividades, sino que tengan un éxito sobresaliente como industria. Ello significa que cierto sector de la sociedad está disfrutando y consumiendo un producto abocado a generar violencia. He ahí el verdadero problema.

De la misma forma, recrimino la violencia sobre otros seres vivos como son los toros, pero esa práctica, abuso, aniquilamiento de seres inocentes son seguidos cada día por menos "personas". Las corridas de toros, a diferencia del boxeo, de la MMA y hasta del futbol americano, tienden a desaparecer.

Las nuevas generaciones -niños y adolescentes- tienden a seguir consumiendo deportes con un alto nivel de violencia. Desde los juegos electrónicos que hoy son populares, ya se avizora una agresividad y un salvajismo inusual para generaciones anteriores que nos divertíamos y distraíamos con otro tipo de actividades.

El boxeo y las artes marciales mixtas no deberían existir como tales. Son actividades cuya única esencia es un ser humano provocándole daño a otro ser humano y generando emociones y vítores a su alrededor. La violencia se transmite se promociona, se fomenta y se vende.

El deporte es, entre otras cosas, una puesta en escena de las habilidades humanas, tanto físicas como emocionales. No es un pretexto válido para hacer apología de la sangre, del sufrimiento, del dolor y de la violencia. Eso debe desaparecer.

X: @DavidFaitelson_

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