San Cadilla / Cantina auriazul (23 abril 2024)

 Hace ya varios años que llevo denunciando el comercio informal de bebidas alcohólicas en los estacionamientos del Estadio Olímpico Universitario, donde circulan litros y litros antes y después de los juegos, sin que nadie haga nada.

En la casa de los Pumas, los vendedores sin permiso antes se aventaban a ofrecer el alcohol con cierta discreción, casi casi a escondidas, pero hoy día, el descaro es absoluto y los estacionamientos de ese hermoso estadio se han transformado en cantinas gigantes.

Ejércitos de comerciantes sin permisos circulan con mochilas en las espaldas ofreciendo chelas en lata, por muy caras, en 40 pesitos, las cuales son un éxito demoledor, pues la banda no tiene ni que salirse de la fila para ingresar al inmueble para echar los primeros brindis y hay quienes prefieren meterse a la panza entre 4 y 6 latas en el estacionamiento que pagar el (abusivo) precio de 150 pesos por una cerveza adentro del inmueble.

Hay compas que le tupen antes de los juegos, se guardan mientras están adentro o se la "chiquitean" con una, y salen a seguir chupando, pues los vendedores andan libremente hasta la hora que les da la gana.

Es tal el descaro en el Olímpico Universitario que se puede encontrar entre los autos a gente vendiendo caguamas preparadas con chamoy, clamato y sus respectivas salsas por módicos 140 pesos. Coctelito por 10 pesos menos de lo que cuesta una chela solita adentro. Es una ganga...

En otros sectores del estacionamiento la desfachatez llega al límite de que puedes hallar vehículos con las cajuelas abiertas, llenas con hieleras que ofrecen una "carta de licores" surtida con ron, tequila, hielo y refrescos para iniciar la fiesta antes cada partido y seguirla al término del mismo. Si de pura casualidad alguien del control de accesos se acerca a preguntarles por qué no se van, cierran en friega las cajuelas y dicen que están esperando a que baje el tráfico que se arma a la salida para partir. Segundos después, arriba cajuelas y que siga la fiesta.

Habría que agregar a los listillos que, ante la nula vigilancia, dejan las hieleras en sus coches y al finalizar cada partido se apostan en pleno estacionamiento a chupar, ya sea para festejar un triunfo o lamentar una derrota, da lo mismo.

A todos estos personajes les cae de maravilla que Pumas juegue en la noche, pues la oscuridad es el cómplice perfecto para que la parranda -y la venta de alcohol- se alargue mucho después de que termina cada encuentro, pues son casi invisibles en la penumbra y, de cualquier forma, la falta de autoridades en la zona, la convierten en tierra de nadie, pero cantina de todos.

Mail: sancadilla@reforma.com

X: @ReformaSanCa

Comentarios

Entradas más populares de este blog

No costó tanto San Cadilla EN EL NORTE

'Bomba' de humo San Cadilla EN EL NORTE

Rayados, Funes, Canales y su lesión San Cadilla EN EL NORTE