¿Por qué tenía que ser diferente? Francisco Javier González EN EL NORTE
Si la tercera es la vencida, la séptima es un insulto.
Pese a la esperanza que ofrece el deporte por su naturaleza incierta, las 5 derrotas y 2 empates tienen que dejárselo claro al futbol mexicano: no tiene con qué competirle hace mucho tiempo a Estados Unidos.
No importa que Estados Unidos haya jugado basura contra Jamaica y haya avanzado de milagro. Los títulos son los que trascienden.
Las alarmas que suenan de nuevo insinúan que esto es sorpresivo cuando tiene muchos años sucediendo. La noticia no es inesperada, sino groseramente reiterativa.
No importa que Estados Unidos haya jugado basura contra Jamaica y haya avanzado de milagro. Los títulos son los que trascienden.
Las alarmas que suenan de nuevo insinúan que esto es sorpresivo cuando tiene muchos años sucediendo. La noticia no es inesperada, sino groseramente reiterativa.
No es solamente en el futbol que Estados Unidos sabe trabajar a mediano y largo plazo a diferencia de las urgencias que atropellan a los países latinoamericanos. Por sustento cultural y económico, allá el triunfo puede esperar. Aquí, el éxito urgente es la única manera de sobrevivir. Aplica en el deporte y los proyectos de negocio. Si no ganas pronto, corres enorme riesgo.
La selección mexicana careció ayer de capacidad de respuesta. Recibió el golazo de Taylor Adams sobre el final de la primera mitad tras un primer tiempo tan denso como tenso y el desconcierto le duró el resto del partido.
No hubo un líder que tomara el peso de lo que venía ni un juego colectivo que supiera contrarrestar lo que estaba sucediendo. México hubiera deseado que el partido terminara a los 63 minutos, cuando Gio Reina tras un nuevo apuro defensivo mexicano, marcó el segundo.
Una de las formas de calificar a un equipo es su capacidad de adaptación a las circunstancias y México no la tuvo. Ni en la banca, ni en el campo. No hay que pensar siquiera en lo que puede suceder en la Copa América. Con lo poco demostrado es suficiente para saber del déficit que se viene acumulando hace muchos años.
Dentro del caos, es difícil ver con claridad. No tiene el futbol mexicano una gran generación porque se dejó de trabajar en el repuesto que relevara a los anteriores. El entrenador mexicano está en desuso, los formadores exitosos, desempleados porque los españoles nos tienen deslumbrados y los promotores, con un grillete en las manos.
Jaime Lozano tiene responsabilidad absoluta en el planteamiento, la toma de decisiones que le corresponden y la gestión de su grupo de futbolistas.
Pero la solución ni es a corto plazo ni corresponde a dos o tres nombres. El nivel general del seleccionado mexicano ha descendido en los últimos años.
No porque surjan las soluciones, éstas llegarán rápido. Aunque venga un Mundial, lo que no se hizo en años no se resolverá en meses.
Estados Unidos hizo recordar con ese odioso 2 a cero, todo lo que queda por hacer. Paciencia en los procesos es el término más impopular que puede ser empleado. Pero es el único que puede relanzar a un futbol que se mantiene en crisis.
X: @fjg_tdn
La selección mexicana careció ayer de capacidad de respuesta. Recibió el golazo de Taylor Adams sobre el final de la primera mitad tras un primer tiempo tan denso como tenso y el desconcierto le duró el resto del partido.
No hubo un líder que tomara el peso de lo que venía ni un juego colectivo que supiera contrarrestar lo que estaba sucediendo. México hubiera deseado que el partido terminara a los 63 minutos, cuando Gio Reina tras un nuevo apuro defensivo mexicano, marcó el segundo.
Una de las formas de calificar a un equipo es su capacidad de adaptación a las circunstancias y México no la tuvo. Ni en la banca, ni en el campo. No hay que pensar siquiera en lo que puede suceder en la Copa América. Con lo poco demostrado es suficiente para saber del déficit que se viene acumulando hace muchos años.
Dentro del caos, es difícil ver con claridad. No tiene el futbol mexicano una gran generación porque se dejó de trabajar en el repuesto que relevara a los anteriores. El entrenador mexicano está en desuso, los formadores exitosos, desempleados porque los españoles nos tienen deslumbrados y los promotores, con un grillete en las manos.
Jaime Lozano tiene responsabilidad absoluta en el planteamiento, la toma de decisiones que le corresponden y la gestión de su grupo de futbolistas.
Pero la solución ni es a corto plazo ni corresponde a dos o tres nombres. El nivel general del seleccionado mexicano ha descendido en los últimos años.
No porque surjan las soluciones, éstas llegarán rápido. Aunque venga un Mundial, lo que no se hizo en años no se resolverá en meses.
Estados Unidos hizo recordar con ese odioso 2 a cero, todo lo que queda por hacer. Paciencia en los procesos es el término más impopular que puede ser empleado. Pero es el único que puede relanzar a un futbol que se mantiene en crisis.
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