Gobierno de 4ª BENCHMARK / Jorge A. Meléndez Ruiz EN EL NORTE
Un gobierno de primera parte de ideas buenas, acerca a expertos, discute racionalmente, crea planes de trabajo, ejecuta ingenierilmente y ajusta en el camino. También educa bien, premia al aspiracionismo como palanca de mejora, apoya al empresario para generar riqueza y desarrollo, invierte bien, respeta las leyes, abraza la transparencia, promueve la separación de poderes y la fortaleza de instituciones independientes.
Un gobierno de 4ª opera muy distinto: parte de ideas malas, aleja al experto, no discute nada, no planea, ejecuta mal, destruye lo que funcionaba, no recapacita y redobla apuestas perdedoras. También ideologiza la educación, premia la pobreza, apachurra al empresario, ignora las leyes, se regodea en la oscuridad y ataca la separación de poderes destruyendo instituciones independientes.
Y por eso da resultados de cuarta.
Y por eso da resultados de cuarta.
¿Y sabes cuándo es más clara la diferencia en los resultados entre un gobierno de primera y uno de cuarta?
En una emergencia.
Sí, porque en una crisis no hay para dónde hacerse. Pasa tanto en tan poco tiempo que se desnuda la ineptitud. En una emergencia queda muy clara la categoría del gobierno: de primera... o de cuarta.
Tomemos la pandemia como un patético ejemplo del actuar de la 4T durante una crisis.
El exceso de muertes sobre lo esperado y diversos estudios señalan que la cifra real (no maquillada, otra característica, por cierto, de los gobiernos de cuarta) en el país superó los 700,000 mexicanos.
Con esto, México habría representado alrededor del 10% de las muertes globales teniendo menos del 2% de la población del planeta.
De cuarta, ¿no?
Y, bueno, la respuesta ante Otis es otra perla negra del nivelito cuatrotero.
Como siempre, el tiempo terminará por dejar claro el saldo de la actuación de los gobiernos local, estatal y federal.
Pero la cosa pinta fea.
"Del 100% de la ayuda y apoyo que debería llegar, ha llegado apenas 20%. Y de este 20%, 10% es de la CFE", explica lapidariamente Alejandro Martínez, presidente de la CANACO de Acapulco.
Totalmente.
Exactamente eso es lo que hemos presenciado: desorganización, acaparamiento del ejército, uso político de la ayuda, insuficiencia, improvisación y, eso sí, mucha politiquería.
Es terrible ver a Andrés Manuel de nuevo hacerse la víctima de "ataques de adversarios que no tienen autoridad moral".
Mejor pónganse a trabajar, señor.
¿Qué dice el librito? ¿Qué debería hacer el gobierno?
La verdad, no es física cuántica. Por ejemplo, según la Agencia de Emergencias de Estados Unidos (Fema):
1. Prevenir posibles amenazas.
2. Definir el impacto, los daños, cuando ya se presentó una crisis.
3. Crear y ejecutar un plan para responder ante la emergencia.
4. Crear y ejecutar un plan para la recuperación.
Desde el primer punto fallaron los gobiernos local, estatal y federal. En su fabuloso editorial del sábado, Peniley Ramírez deja claro un enorme pecado de omisión: para las 7 de la tarde el Centro de Huracanes de Miami avisó que Otis tendría un impacto catastrófico.
Y nadie avisó en Acapulco. Todos siguieron con su vida normal.
¿Y los pasos que siguen?
Ahí se los encargo.
La 4T desmanteló el Fonden. Y no sólo es cuestión de plata. El gobierno la tiene y la utilizará. Pero el dinero no basta. Se requieren normas y procedimientos. Se requiere ejecutar. Se requieren personas enfocadas a atender emergencias. Se requiere el Fonden, pues.
Y ya no existe.
¿Se recuperará Acapulco?
Sin duda. Costará sudor, sangre... y mucha plata.
El punto es si lo hará en el menor tiempo y costo posibles.
Lo dudo, pues el nivelito es de cuarta... transformación.
Cierro con tres imágenes de la tragedia que pintan de cuerpo entero a este gobierno de cuarta. Un jeep atascado con AMLO abordo y los militares encima. Luisa María Alcalde, Rosa Icela Rodríguez y Evelyn Salgado con las botas prístinas tras "una visita de inspección". Y, finalmente, YSQ feliz dando sus partes informativos sobre Otis.
Pues sí, le encanta hablar al presidente.
Pero de lengua me como un taco.
Acapulco se merece más.
Guerrero se merece más.
México se merece más.
Habrá que recordarlo en 2024.
EN POCAS PALABRAS...
"No tengo tiempo para una crisis, mi agenda está llena".
Henry Kissinger
benchmark@elnorte.com
Twitter: @jorgemelendez
En una emergencia.
Sí, porque en una crisis no hay para dónde hacerse. Pasa tanto en tan poco tiempo que se desnuda la ineptitud. En una emergencia queda muy clara la categoría del gobierno: de primera... o de cuarta.
Tomemos la pandemia como un patético ejemplo del actuar de la 4T durante una crisis.
El exceso de muertes sobre lo esperado y diversos estudios señalan que la cifra real (no maquillada, otra característica, por cierto, de los gobiernos de cuarta) en el país superó los 700,000 mexicanos.
Con esto, México habría representado alrededor del 10% de las muertes globales teniendo menos del 2% de la población del planeta.
De cuarta, ¿no?
Y, bueno, la respuesta ante Otis es otra perla negra del nivelito cuatrotero.
Como siempre, el tiempo terminará por dejar claro el saldo de la actuación de los gobiernos local, estatal y federal.
Pero la cosa pinta fea.
"Del 100% de la ayuda y apoyo que debería llegar, ha llegado apenas 20%. Y de este 20%, 10% es de la CFE", explica lapidariamente Alejandro Martínez, presidente de la CANACO de Acapulco.
Totalmente.
Exactamente eso es lo que hemos presenciado: desorganización, acaparamiento del ejército, uso político de la ayuda, insuficiencia, improvisación y, eso sí, mucha politiquería.
Es terrible ver a Andrés Manuel de nuevo hacerse la víctima de "ataques de adversarios que no tienen autoridad moral".
Mejor pónganse a trabajar, señor.
¿Qué dice el librito? ¿Qué debería hacer el gobierno?
La verdad, no es física cuántica. Por ejemplo, según la Agencia de Emergencias de Estados Unidos (Fema):
1. Prevenir posibles amenazas.
2. Definir el impacto, los daños, cuando ya se presentó una crisis.
3. Crear y ejecutar un plan para responder ante la emergencia.
4. Crear y ejecutar un plan para la recuperación.
Desde el primer punto fallaron los gobiernos local, estatal y federal. En su fabuloso editorial del sábado, Peniley Ramírez deja claro un enorme pecado de omisión: para las 7 de la tarde el Centro de Huracanes de Miami avisó que Otis tendría un impacto catastrófico.
Y nadie avisó en Acapulco. Todos siguieron con su vida normal.
¿Y los pasos que siguen?
Ahí se los encargo.
La 4T desmanteló el Fonden. Y no sólo es cuestión de plata. El gobierno la tiene y la utilizará. Pero el dinero no basta. Se requieren normas y procedimientos. Se requiere ejecutar. Se requieren personas enfocadas a atender emergencias. Se requiere el Fonden, pues.
Y ya no existe.
¿Se recuperará Acapulco?
Sin duda. Costará sudor, sangre... y mucha plata.
El punto es si lo hará en el menor tiempo y costo posibles.
Lo dudo, pues el nivelito es de cuarta... transformación.
Cierro con tres imágenes de la tragedia que pintan de cuerpo entero a este gobierno de cuarta. Un jeep atascado con AMLO abordo y los militares encima. Luisa María Alcalde, Rosa Icela Rodríguez y Evelyn Salgado con las botas prístinas tras "una visita de inspección". Y, finalmente, YSQ feliz dando sus partes informativos sobre Otis.
Pues sí, le encanta hablar al presidente.
Pero de lengua me como un taco.
Acapulco se merece más.
Guerrero se merece más.
México se merece más.
Habrá que recordarlo en 2024.
EN POCAS PALABRAS...
"No tengo tiempo para una crisis, mi agenda está llena".
Henry Kissinger
benchmark@elnorte.com
Twitter: @jorgemelendez
Comentarios
Publicar un comentario