Perdón, Eugenio Arturo Brizio

 De verdad que el futbol mexicano, desde el punto de vista administrativo, es una risa.

El papelón corrió ahora a cargo de la Comisión Disciplinaria a quién, como diría el clásico, "se le cayó el sistema" y no publicó en la lista de suspendidos al jugador Joaquín Esquivel, del equipo Mazatlán.

Se ha puesto de moda, al estilo del futbol llanero, que el cuadro que pierde en la cancha, inmediatamente busca un subterfugio para protestar y de esa manera, ganar los puntos en la mesa.

La "alineación indebida" es el argumento que se esgrime y ya hay un par de casos en que el chillón se salió con la suya.

El reglamento de sanciones establece un catálogo de situaciones para que se configure esa falta. Considero que para que se imponga un castigo del tamaño de perder los tres puntos en la mesa, debería sacar una real ventaja quién alineó indebidamente a un futbolista.

Sin embargo, el hecho de salir a calentar sin estar en el listado previo, como en el caso de Federico Viñas con el América ante el Atlas hará un par de años o el reciente asunto de Noriega, auxiliar del Puebla, quien se sentó un ratito en la banca, han hecho que se abuse de la protesta y se ganen partidos que se perdieron en la cancha.

Como dicen que la madre de Boabdil, Sultán de Granada, le dijo a su nene cuando fue derrotado, de forma bastante misógina: "No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre".

El espíritu del reglamento es que nadie saque una ventaja indebida al alinear a un jugador suspendido, un no formado en México o alguien que altere el orden cuando hay un límite de edad, y que ese elemento, incida de manera importante en el resultado del partido.

No es de primaria, como decíamos al jugar, "el que pisa raya, se vuelve araña".

Tras la protesta del Guadalajara, que sigue sin ver la suya desde que regresó de la Legues Cup, la Disciplinaria emite un comunicado mediante el cual, reconoce el error al contabilizar mal el número de tarjetas del jugador mazatleco y tan tan, a otra cosa, mariposa.

Es el precio de la improvisación en puestos tan importantes y con funciones tan delicadas.

Desmantelaron un órgano colegiado que funcionaba como reloj para traer a estos ineptos.

Imagino a Eugenio Rivas, caballeroso y experto presidente de esa comisión durante muchos años, despedido de injusta manera, pensando en manos de quién quedó su silla.

Siguiendo con las decisiones viscerales, ahora me entero que en la dirección de comunicación de la Federación Mexicana de Futbol, han decidido prescindir de los servicios de un tipo de diez, profesional y honesto como Israel Márquez.

Isra, como se le conoce en el medio, trabajó por más de veinte años en la organización y conoce al derecho y al revés el tema.

¡Vengan los cuates, que no importe la experiencia si hay lealtad!. La FMF debería contratar un anuncio espectacular, en el camino que lleva a sus oficinas de Toluca, con el siguiente texto: "Perdón, Eugenio".