Lección de dignidad Arturo Brizio

 orría el año de 1985 cuando, recién nombrado árbitro internacional, fui convocado a un torneo a celebrarse en Haití. Era uno de esos eventos sin ton ni son, que los dirigentes de Concacaf organizaban para hacer que hacían y robarse el dinero entre viáticos y prebendas.

Los silbantes fuimos llevados a un hotel en el centro de Puerto Príncipe, que según nos dijeron era el mejor. Solo quiero platicarle a usted, amable lector@ de CANCHA, que la cucaracha más chica amenazaba con embestir.

La primera voz de alarma la dio nuestro guía, un haitiano simpático y lenguaraz que se jactaba de hablar varios idiomas, los que entremezclaba para darse a entender, en una jerigonza que movía a la risa.

Su consejo fundamental fue: "No salgan del hotel". Nuestra permanencia en el lobby nos permitió percatarnos de la diaria presencia de un chaparrito, negro y con canas, lo que indicaba su edad. Vestía una gabardina que vivió mejores tiempos, llena de lamparones y que le quedaba excesivamente grande.
En el recorrido del camioncito rumbo al estadio donde entrenábamos y que sería sede de los partidos, pasábamos por lo que podría denominarse un parque, sucio y descuidado. Ahí se reunían un buen número de jovencitas cuya edad no pasaba de 15 años. Ahí estaba también el tipo de la gabardina. Luego nos enteramos que este sujeto ofrecía a los turistas a esas menores por una tarifa de 5 dólares.

Haití es un país insular que comparte territorio con la República Dominicana. Luego del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, fue bautizada como "La Española". Las realidades de ambas naciones son diametralmente opuestas, pues mientras que sus vecinos han desarrollado toda una industria turística, los haitianos viven en la miseria, la corrupción y la inseguridad emanada de las pandillas que asuelan todo el territorio, principalmente la capital.

Desde mediados del siglo pasado, sus habitantes han soportado a dictadores crueles e inmisericordes como los Duvalier, padre e hijo; golpes de estado frecuentes; asesinatos de sus principales líderes políticos y para acabarla de amolar, dos devastadores terremotos en 2010 y 2021 de los cuales, jamás se han recuperado.

Por todo ello, es importante resaltar y reconocer el gran papel que las integrantes de su selección de futbol están haciendo en el Mundial que se está jugando en Oceanía.

Estas señoritas lograron su boleto en la Eliminatoria del área donde, entre otros resultados, le ganaron a México al son de tres por cero.

Han jugado dos partidos, frente a Inglaterra y China, perdiendo ambos por la mínima diferencia. Esto implica que están eliminadas del certamen, pero en algunas fases del juego fueron incluso superiores a sus victimarias.

Cierran ante una potencia como Dinamarca pero, independientemente del marcador, nos han regalado una muy importante... lección de dignidad.

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