Dichos y trechos Roberto Gómez Junco

 No cabe duda que luce plausible el proyecto anunciado por Juan Carlos Rodríguez, flamante Comisionado Presidente de la Federación Mexicana de Futbol.


Plausible y hasta alentador dicho proyecto, si consideramos las vertientes que abarca, los diversos afluentes desde los cuales se pretende alimentar, limpiar y fortalecer al gran río de nuestro maltratado futbol mexicano.

Establecer las debidas estructuras, mejorar la calendarización de partidos y torneos, alinear en una misma dirección a las distintas Selecciones, ponerle más atención al futbol femenil para potenciarlo, analizar a fondo lo del ascenso y el descenso, elevar el nivel del arbitraje con todo y VAR, desarrollar mejor a los futbolistas, fomentar una mayor capacitación para el desempeño de los diferentes roles, ofrecerles un producto más atractivo a los aficionados, solucionar el lacerante asunto de la multipropiedad, comercializar derechos y patrocinios, internacionalizarse.

Y hasta algo así como un "Plan Unidos por México", que en realidad suena a esa vieja cantaleta de que "todos vamos en el mismo barco", cuando evidentemente no todos vamos y algunos no tenemos por qué ir.
Pero a pesar de dos o tres puntos cuestionables por su ambigüedad, y de tantos "qué" y tan pocos "cómo", dicho proyecto luce promisorio, aunque una de las principales dudas y el inevitable "pero" sigue estando en los tiempos.

¿Por qué procrastinar nada más porque sí? ¿Por qué dejar para después lo que desde ahora puede hacerse?

Porque ciertamente hay cosas que no se corrigen de la noche a la mañana ni como por arte de magia, pero otras sí. Y si en teoría luce maravilloso ese proyecto plagado de buenas intenciones, luciría mucho mejor si desde este arranque lo apuntalaran, por ejemplo, con el restablecimiento del ascenso-descenso y la erradicación de la multipropiedad.

No a futuro, no en el mediano o el largo plazo, sino YA, de una vez, como para que entonces sí podamos creer que esas buenas intenciones serán acompañadas por hechos concretos desde el inicio.

Para embellecer a los dichos, nada mejor que sustentarlos con la contundencia de los hechos.

Si de lo que se trata es de demostrar que finalmente el bienestar del futbol mexicano será puesto por encima de los intereses de unos cuantos (aunque algunos de esos cuantos sean dueños de equipos), entonces lo de erradicar la multipropiedad y restablecer el mecanismo ascenso-descenso se presentan como urgentes prioridades, como condiciones "sine qua non". Es decir, sin las cuales no podremos creer en un verdadero cambio.

Sólo así, y de paso entrándole también de una vez al "pulimento" de un sistema de competencia promotor de la mediocridad (algo que también podría hacerse de inmediato), estaremos en condiciones de confiar en el anunciado y muy bonito proyecto.

Porque más allá del derecho al legítimo optimismo... ¿Verdad que del dicho al hecho sigue habiendo mucho trecho?

 

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